ANDRÉS ESCOBAR SALDARRIAGA.
Medellín, marzo 13 de 1967 - Medellín 1994
Andrés se formó académicamente en el Colegio Calazansen su ciudad natal y desde sus tiempos de estudiante ya mostraba gran interés por el fútbol, al punto que desde muy joven sabía que era el deporte al cual quería dedicar su vida.
Inició su carrera jugando el equipo de su Colegio y luego se comenzó como profesional en el Club Atlético Nacional. Muy pronto se destacó y por eso los ojos de la Selección Colombia rápidamente se posaron en él. Ese uniforme amarillo azul y rojo lo llenó de satisfacciones y su buen comportamiento dentro del terreno de juego le mereción el apelativo del "Caballero de la Cancha".
La crónica deportiva del país tenía para nuestro gran Andrés elogios como estos: "Sobrio en las coberturas, capaz con la pelota, temple de crack, siempre con la cabeza en alto, rematador de zurda con potencia y excelente cabeceador. Una gran codinción para el fútbol moderno, sorprendente a la ofensiva y su antecedente, un golazo en Wembley".
Su fútbol era pausado, elegante y muy técnico. La acentuada utilización de la pierna izquierda, sus 1.84 metros de estatura y el liderazgo que ejercía en el sector central de la defensa, lo imprimieron pronto en el corazón de nuestra afición verde.
Ese hombre con el número dos en la espalda desempeñaba una marca estricta pero sin rudeza, tenía la capacidad y el talento para salir con balón dominado e iniciar jugadas de ataque.
Durante su trasegar por Atlético Nacional, Francisco Maturana tuvo el placer de contar con Andrés en su alineación. "Es el tipo de jugador ideal para cualquier equipo, no sólo porque técnica y tácticamente es apto, sino porque su condición humana es inigualable. Dentro y fuera de la cancha su imagen se proyecta con personalidad y tiene don de gente, en síntesis, es un verdadero señor", indicó en una oportunidad el estratega antioqueño.
Su elegancia y suficiencia para manejar el balón lo convirtieron en una figura reconocida del proceso que vivía el fútbol colombiano en esa época. En él se reflejaba la dimensión profesional que había adquirido el jugador nacional para afrontar retos, obligaciones y compromisos.
Lastimosamente en el Mundial de Estados Unidos - 1994 nuestro combinado patrio tuvo mala suerte y Andrés también. Durante un compromiso metió la pelota en su propio arco. Días después en un establecimiento comercial de la ciudad, Andrés Escobar fue asesinado tras una discusión sobre ese autogol.
Andrés dejó con su vida un verdadero ejemplo para los colombianos. Su carrera deportiva es muestra de esfuerzo, constancia, dedicación y, por supuesto, rectitud.
El pueblo, los amantes del balón, los hinchas y más de 40 millones de colombianos se volvieron una lágrima y no era para menos, estábamos frente a uno de los actos más reprochables de nuestra historia.
En una multitudinaria movilización al cementerio Campos de Paz, 120 mil antioqueños acompañaron el féretro con el cuerpo de Andrés Escobar Saldarriaga. Ese día rindieron al ciudadano, deportista y amigo, y corearon una frase que permanecerá en la memoria: ¡Calidad, Andrés Calidad!.
ANDRÉS, FUISTE, ERES Y SERÁS GRANDE.
SIEMPRE ESTARÁS EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO COLOMBIANO
PORQUE SON PERSONAS COMO TÚ LAS QUE ENGRANDECEN NUESTRA PATRIA.
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